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Fuente: DALL-E/OpenAI
Nuestra vida está siempre en movimiento. Para las personas, cada día trae nuevas experiencias que requieren crecimiento, adaptación y transformación. Es lo mismo con nuestra relación. Cambian, evolucionan y eventualmente llegan a su fin. Los romances se desvanecen, las amistades se desvanecen, un trabajo da paso a otro y la muerte es nuestro destino inevitable. Aunque las despedidas son inevitables, muchas personas se despiden terriblemente.
Es natural sentirse incómodo con el cambio y la transición. Tenemos muchas defensas para proteger nuestros corazones, pero la evasión es una de las favoritas. Romper rara vez es fácil. Pueden ser emocionales e intensos. Si se complica por el conflicto, la transición puede causar ira, tristeza y arrepentimiento. No es de extrañar que queramos superar rápidamente los finales o evitar decir adiós por completo para minimizar la incomodidad. Sin embargo, todos los finales representan puntos de inflexión.
Evitar los finales desagradables crea un patrón poco saludable de relaciones incompletas. Las relaciones mal resueltas nos mantienen anclados en el pasado, dejando un residuo de arrepentimiento, ira, confusión y culpa, mientras que las relaciones totalmente resueltas nos permiten avanzar con confianza para emprender conscientemente nuevos emprendimientos. El cambio positivo es beneficioso, crea intencionalmente un camino hacia la prosperidad.
Las investigaciones muestran que las terminaciones de las relaciones a menudo se recuerdan más debido al efecto reciente, donde las palabras, eventos, sentimientos o conversaciones más recientes crean el recuerdo más fuerte (Fredrickson, 2000). Decir adiós es una oportunidad para poner nuestras emociones en palabras, articular cómo recordamos la relación y obtener una sensación de cierre. Schwerer, Krott y Ettingen (2020) se refieren a las relaciones marcadas por una sensación de cierre como «finalización total». En particular, las personas describen un final como completo cuando sienten que han hecho todo lo que pueden hacer, que han completado algo por completo y que los extremos inacabados están atados. La finalización se asocia con afecto positivo, arrepentimiento limitado y una transición constructiva a la siguiente fase de la vida, donde uno no está obligado a pensar o actuar sobre oportunidades perdidas o acciones incumplidas.
Muchas relaciones están limitadas en el tiempo, pero incluso las reuniones platónicas breves o las reuniones con socios comerciales son conexiones entre personas que merecen respeto. No hay necesidad de permanecer en una relación que ha dejado de funcionar para ti. Está bien si una relación termina, pero el hecho de que la relación ya no te sirva no significa que nunca haya importado. Las personas y las relaciones siempre dejan una huella, un recuerdo de pertenencia. Una despedida positiva honra la alianza, muestra respeto por las conexiones interpersonales y reconoce el impacto de la persona en nosotros y las ondas que pueda causar.
fantasmas
fantasmas es una forma de relación agresión donde alguien detiene repentinamente toda comunicación y contacto con otra persona sin ninguna advertencia o explicación aparente e ignora cualquier otro intento de comunicación. El fantasma se usa a menudo para evitar conflictos, pero es un movimiento fundamentalmente destructivo que crea sentimientos de confusión, angustia y humillación en una persona que es un fantasma.
Emocionalmente, ser un fantasma provoca sentimientos de vulnerabilidad, duda y baja autoestima. A nivel fisiológico, el ghosting agota los neurotransmisores, activa heridas asociadas al abandono y al rechazo, activa la experiencia sistémica de pérdida y activa las mismas neuropatías que el dolor físico (Krossa et al., 2011). Engañar a alguien significa tomar una decisión deliberada y egoísta de dejar una situación de tal manera que provoque trauma y vergüenza, dejando al receptor sin voz. Así, el halo es un acto narcisismo. Es el acto de rechazar al otro, sin empatía, ignorando por completo los sentimientos o necesidades de la otra persona. Además, los fantasmas evitan reconocer que el adiós es lo que el fantasma quiere culpando a las circunstancias oa la otra persona. Esto distorsiona inherentemente la realidad, permitiendo que el fantasma abdique toda responsabilidad por su comportamiento.
Finales saludables
A nadie le gusta tener conversaciones difíciles, pero esto es exactamente lo que se necesita para un final saludable. Una conversación bidireccional es importante para permitir que ambas personas expresen su punto de vista y se sientan escuchadas. Escucharse unos a otros muestra respeto por los sentimientos de los demás y permite una reflexión honesta y luego un cierre. Debemos aprender a pensar unos en otros que, aunque es hora de seguir adelante, aún reconocemos nuestro tiempo juntos y nuestra humanidad.
Al asumir la responsabilidad de una despedida humilde, hacemos que el mundo sea un poco mejor. Reconociendo que la forma en que nos despedimos es una parte importante de la creación de una sociedad conectada, avanzamos con compasión, creando nuevos espacios para la escucha activa y conexiones futuras más profundas.
Siempre tenemos una opción sobre cómo manejar las transiciones. La forma en que dejas una relación crea un sedimento emocional que se acumula dentro de ti. La decisión de honrar el final de una relación, de asumir la responsabilidad personal de acciones que promuevan la sanación mutua, deja huellas que fortalecen y dan forma a la positividad. Aprender a abordar las transiciones con gracia y respeto inicia un crecimiento personal positivo, estabilidad, autoeficaciaasí como la capacidad de construir un futuro saludable para sí mismos en las relaciones futuras.
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