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El 28 de noviembre es el Día Mundial de la Compasión y una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la compasión. Llegué a ver la compasión como algo activo, lleno de movimiento, compuesto de diferentes energías entre las cuales cambiamos: algunas cálidas y suaves, otras fuertes y emprendedor.
Centrado en la compasión terapia es la base principal de mi trabajo formativo y terapéutico con los clientes; sin embargo, comencé a pensar erróneamente que solo se trataba de ser amable con los demás. Muchas personas con las que hablo tienen definiciones vagas similares y malentendidos de la compasión. Algunos confunden simpatía con empatía y creer que ser comprensivo es blando, débil y condescendiente.
Movimientos de compasión
La simpatía fluye en tres direcciones. Podemos mostrar compasión por los demás, podemos recibir compasión de los demás y podemos mostrar compasión por nosotros mismos. Paul Gilbert, un pionero de la terapia basada en la compasión, explica que el significado de la compasión consta de dos componentes:
- Ser lo suficientemente sensible para notar cuando nosotros u otros estamos experimentando momentos o períodos de sufrimiento.
- Comprometerse a hacer algo para ayudar, reducir y evitar que otros o usted mismo sufran más.
Ejemplos de compasión de la vida.
Si pongo en práctica esta definición, aquí hay algunos ejemplos de la vida real de cuando veo compasión:
- Alguien nota que la otra persona parece estar de mal humor con una mirada suave y un tono de voz suave y se registra para preguntar qué está pasando.
- Alguien se da cuenta de que un jarrón al azar se ha caído y deliberadamente toma una flor y la trasplanta al suelo.
- Alguien nota que siente dolor e ira por las acciones de otro, y amable pero persistentemente hace que esta persona entienda, estableciendo límites con valentía.
- Alguien admite que ha perdido los estribos, pero en lugar de criticarse a sí mismo, es amable consigo mismo, entiende que es solo un humano y se reconcilia con la otra persona.
- Alguien se permite apoyo en momentos de necesidad y se da permiso para aceptar el cuidado y la ayuda de otros.
Las energías de la compasión
Como ilustran estos ejemplos, la compasión es activa y tiene diferentes energías según la situación y la necesidad. A veces es suave y gentil, ya veces persistente y fuerte. Desde mi punto de vista, ser compasivo significa aprender a moverse con flexibilidad a través de las diferentes posiciones y energías por las que nos movemos repetidamente. Note los cambios en el movimiento que pueden ocurrir cuando actuamos con compasión:
- Podemos empezar por ser inmóvil y estable en el momento presente ya que nos permite ser atento y notar que nosotros u otros estamos experimentando algún tipo de lucha o dolor.
- La compasión es un acto de valentía porque volver a este dolor, en lugar de ignorar o negar su presencia.
- nosotros doblar con cuidado dolor para conocer su naturaleza. Lo abordamos con energía y lenguaje corporal que no juzga, es cálido y amable en nuestro tono de voz, apariencia y comportamiento.
- Nos movemos con un posición abierta y un corazón abierto para poder estar con la lucha y el dolor. De esta forma, podemos empezar a entender qué está pasando y qué necesitamos nosotros o la otra persona, sin ignorar el dolor y apresurarnos a solucionarlo o hacerlo desaparecer.
- Eso equilibrio entre conectarnos con el dolor propio o ajeno sin perdernos en él o sin experimentarlo hasta el punto de no poder evitarlo.
- Estamos aprendiendo poner un pie para que podamos tocar el dolor el tiempo suficiente para comprender su naturaleza y al mismo tiempo retenerlo un pie fuera para que nos quedemos conectado a tierra y estable en nuestro núcleo.
- Esto nos permite avanzar hacia tomando sabio comportamiento para ayudarse a sí mismo y a los demás, aliviar el dolor y evitar sufrimientos innecesarios.
- Las acciones que tomamos pueden tener energías suaves o fuertes dependiendo de lo que se necesite (por ejemplo, podemos querer que alguien se siente en silencio con nosotros y nos escuche. Podemos consolarnos con un abrazo suave o una bebida caliente. Podemos pedirle firmemente a nuestro autocrítico que “deje de hacerlo”. O podemos hacer lo difícil y terminar la conversación, si alguien es grosero con nosotros).
La compasión es parte de nuestra naturaleza.
Todos tenemos la capacidad de expresar y recibir compasión. Eso es porque la compasión está arraigada en nuestro instinto mamífero de cuidar. Como bebés, nacemos y estamos diseñados para obtener y recibir atención de los demás. Cuando lloramos, les indicamos a los demás que estamos bajo algún tipo de amenaza (tenemos hambre, frío, estrés). Los cuidadores responden con sensibilidad al llanto de un niño y, de forma natural, levantan y consuelan al niño, aliviando así el sufrimiento del niño. Esto es compasión.
Los bebés responden muy positivamente a estas acciones compasivas. Esto ayuda al niño a sentirse tranquilo y seguro nuevamente, y le permite saber que sus necesidades son escuchadas y notadas y que son importantes. Esto también se aplica a nosotros los adultos, porque la simpatía de los demás o de nosotros mismos cuando estamos molestos puede sentirse bien y ayudarnos a sobrellevar la situación de manera efectiva.
Entonces, aprender a ser compasivos con nosotros mismos y con los demás puede servirnos bien en la vida y el trabajo. La compasión es parte de nuestra naturaleza, así que no tenemos que empezar de cero. Por el contrario, podemos acceder a él conscientemente y cultivarlo. Este proceso no es necesariamente fácil, ya que podemos tener relaciones difíciles con recibir o dar compasión, o tener creencias de que no merecemos compasión. Aquí es cuando podemos necesitar la ayuda de personas de confianza o terapeutas para eliminar cualquier barrera a la compasión.
Por ahora, podemos empezar desde donde estamos ahora. Los invito a notar cómo usted y otros ya se están moviendo por la vida con compasión y continúen avanzando en esa dirección, un paso a la vez.
Para encontrar un terapeuta, visite Manual de terapia Psicología Psy.CO.
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