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Todos los días participamos en conversaciones que se basan en rituales y normas sociales. Sin un esfuerzo consciente, pasamos de un rol a otro. Espera un minuto, soy un hombre con placer cocinando el desayuno con mi esposa. Poco después, me reúno con el cliente para almorzar como asesor de confianza. Y al final del día, tomo un cóctel con un amigo como confidente. Independientemente de con quién nos estemos comunicando, nuestras emociones, deseos, preocupaciones y juicios están integrados en cada conversación.

fizkes/Shutterstock

Fuente: fizkes/Shutterstock

En su mayor parte, cambiamos de forma en piloto automático sin pensar en nuestros patrones de conversación personales. Pero cuando pagamos atención Según estos patrones, nos convertimos en observadores más objetivos, reducimos los juicios negativos sobre nosotros mismos y los demás, y creamos espacio en nuestras mentes para navegar en interacciones incómodas.

Hace treinta años estudié diálogo de voz con el Dr. Hal Stone y Sidra Stone. Diálogo de voz es un concepto psicológico del yo interior desarrollado a través de la socialización. Según los Stones, adoptamos diferentes personalidades para hacer frente a las vulnerabilidades y complejidades de la vida. En cada interacción, debemos navegar no solo en los roles y palabras de los demás, sino también en nosotros mismos. No es de extrañar que la interacción salga mal y nos confunda.

Cuando era joven, me elegí a mí mismo como mediador para manejar la tensión en mi familia. Para dejar de abusar de mi mamá o mis hermanas, entre lágrimas entré en modo “dejemos de pelear”. Este mecanismo de afrontamiento me sirvió bien en ese momento, pero más tarde me di cuenta de que no siempre era útil como plantilla predeterminada. Cuando necesitaba defenderme, aprendí a tener confianza y emprendedor una persona, no un intermediario.

Cuanto más estudiaba el diálogo de voz, más aprendía a apreciarlo. inteligencia emocional y socialautoconciencia y terapia de conducta cognitiva porque todos nos ayudan a ser más grandes atento sobre quiénes somos y queremos ser en las conversaciones. Al aprender a enfocar nuestra atención y practicar, podemos desarrollar una presencia enfocada y consciente y presentarnos de la mejor manera.

Para descubrir los patrones de pensamiento que nos sirven o nos dificultan en la conversación, podemos hacernos cuatro preguntas. Cada pregunta proporciona una ventana a la dinámica y los patrones de conversación para que podamos navegar mejor en una interacción confusa o compleja.

1. ¿Qué roles puedes ver en tus interacciones?

Cada papel que desempeñamos con los demás implica cuestiones internas de poder, y las dinámicas de poder reales e imaginarias se desarrollan, no se expresan ni se reconocen. Estas dinámicas pueden hacer o romper conversaciones.

Estimado cabeza Alicia recientemente trató de comprender la opinión del nuevo equipo sobre las decisiones sobre cambios importantes. Esperaba alentarlos a pensar de manera más profunda y creativa. Pero su equipo vio su inmersión profunda como un intento de microgestión. El poder que le dieron a su voz creó un malentendido innecesario.

En cualquier conversación, pregúntese qué papel está desempeñando y preste atención a las dinámicas de poder. Como jefe, ¿pareces arrogante o humilde? Como subordinado, ¿pareces crítico o respetuoso? Como amigo, ¿eres crítico o solidario? Como padre, ¿tienes miedo o amas?

Conviértase en un observador atento de su papel, de su propio personalidad los patrones y la dinámica de poder inherente de sus interacciones. Comienza la práctica de notar sin juzgarte a ti mismo. Como observador neutral, puede liberarse de patrones inútiles y cambiar conscientemente su enfoque.

2. ¿Qué historia traes a la conversación?

Prosperamos con las historias que tomamos de nuestras familias y culturas. Facilitan las conexiones, y cuando escuchamos historias que resuenan con nuestros patrones de pensamiento, nuestro cerebro se pone en marcha. Estamos preocupados neural embrague, levantamiento dopamina, y una experiencia compartida positiva. Independientemente del papel que desempeñemos: madre, padre, hermano nativolíder o amigo, cada interacción es una colección compleja de historias y conexiones potenciales.

Las historias son vitales y lamentablemente también pueden atraparnos miedo, emoción y conflictos. Nuestras emociones son la manifestación física de nuestro pensamiento. Cuando alguien se opone a nuestras creencias, podemos activarnos emocionalmente y reaccionar en piloto automático.

Me gusta la imagen de la espiral que captura nuestros disparadores y reacciones. En la parte inferior de la espiral están los sentimientos de miedo, opresión y juicio. En la parte superior: conexión, amor y apertura. Las historias que contamos y escuchamos conducen nuestras emociones entre estos dos extremos. La ira se basa en una historia de injusticia, la tristeza se basa en una historia de pérdida, y así sucesivamente.

Nuestras historias nos ayudan a navegar por la vida, pero sufrimos cuando nuestros egos quedan atrapados en sus garras. No debemos renunciar a nuestras historias. Solo tenemos que ser conscientes de ellos, reconocerlos y elegir conscientemente los que nos sirven y rechazar los que no.

Practique prestar atención a sus historias y cómo afectan a los demás. Síguelos, escucha sus voces y obsérvate subir o bajar por la espiral. ¿Cómo cambiarían tus pensamientos y emociones si no aceptaras tu historia como la verdad?

3. ¿Qué es realidad y no ficción en una conversación?

Nuestras historias se componen de hechos y opiniones. Puede parecer obvio, pero la realidad y la ficción se vuelven una red enredada porque nuestras historias son muy importantes para nuestras identidades, nuestros egos y los roles que desempeñamos. No es de extrañar que a menudo nos engañen.

Al reconocer sus historias, puede explorarlas y transformarlas. Los hechos son irrefutables y confirman. La realidad objetiva se basa en nuestros sentimientos compartidos y normas sociales, y nuestras acciones son objetivas y registrables. A veces no estamos de acuerdo con la acción, pero eso no disminuye su innegable realidad. Los hechos son fundamentales para establecer un punto de vista común desde el cual podamos conectarnos y sincronizar nuestras conversaciones.

Por otro lado, los pensamientos surgen de un conjunto de creencias que adoptamos a lo largo de nuestra vida. A diferencia de los hechos, nuestros pensamientos son complejos, personales e inciertos. Nuestros egos, roles y personalidades se sienten muy cómodos con nuestros pensamientos, que constituyen una gran parte de nuestros pensamientos. Los defendemos fácilmente porque nos identificamos con ellos muy de cerca. Pero cuando examinamos nuestros pensamientos, nos separamos lentamente de ellos y descubrimos los más profundos, y a menudo inconsciente— pensamientos para que podamos tomar decisiones conscientes sobre su valor.

Podemos utilizar los cuatro componentes fundamentales del pensamiento (deseos, preocupaciones, autoridad y estándares) para transformar nuestro pensamiento, permitiéndonos convertir una conversación difícil en una de colaboración.

Durante una conversación ansiosa, pregunte:

  • ¿Qué necesidades y deseos son parte de esta conversación?
  • ¿Qué ansiedades sobre el futuro influyen en mis pensamientos sobre este tema?
  • ¿Qué problemas de poder afectan esta conversación?
  • ¿Qué estándares utilizo para hacer este juicio?

¿Qué puede aprender que cambiaría la forma en que aborda una interacción compleja?

4. ¿Qué preguntas puedo hacer para comprender mejor a los demás?

Inconscientemente afirmamos y defendemos nuestras posiciones porque durante mucho tiempo se nos ha enseñado a “tener la respuesta”. La defensa es mucho más común que su hermano subestimado, la investigación.

Para cambiar esta dinámica, comience a escuchar cómo se encuentran usted y los demás en una conversación. ¿Cuál es su tono cuando ofrece su punto de vista? Cuando se le pregunta, ¿está a la defensiva o abierto a otras ideas? ¿Cómo reaccionas cuando otros defienden fuertemente su posición?

En lugar de renunciar a nuestra opinión, podemos practicar una defensa abierta. La defensa cerrada es cuando tratamos ciegamente de convencer a otros y defender nuestra respuesta “correcta”. La defensa abierta es tomar nuestros pensamientos más a la ligera y compartir los pensamientos debajo de la superficie de nuestras historias, creando un espacio para una comprensión más profunda.

La indagación abierta es el arte de hacer preguntas sinceras y respetuosas para buscar comprensión. Esta es la clave secreta para crear aprendizaje colaborativo y cooperación. Las buenas preguntas abren la mente y el corazón y profundizan la conversación. Cuando preguntamos a otros sobre deseos, problemas, cuestiones de poder y normas, los invitamos a una interacción co-creativa que es mucho más satisfactoria que la alternativa.

Practique ser un mejor observador de las formas en que usted y los demás se paran en una conversación. Trate de optar por no participar en la investigación en lugar de la defensa. Es posible que se sorprenda de lo que aprende.

Hacer estas preguntas con el tiempo y observar sus roles, historias, pensamientos y estilos de interacción aumentará drásticamente su conciencia y habilidades de conversación y lo llevará a conversaciones más informadas que le brindarán placer y un poco más de paz.

Adaptado de El arte de la conversación consciente: cambiar la forma en que hablamos, escuchamos e interactuamos.

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