Rafael San Román Rodríguez
PUNTOS CLAVE
- Las personas con depresión tienden a aislarse progresivamente de sus redes de apoyo y caen en un profundo ensimismamiento que las aísla y que puede suponer un agravamiento de su estado.
- Una depresión puede evolucionar de manera lenta y a menudo no somos conscientes del punto real de gravedad en el que se encuentra una persona que la sufre.
- Sé empático con la persona sin que eso signifique necesariamente darle la razón en todo.
Para ayudar a alguien con depresión no existen ni los atajos ni los milagros. No obstante, aunque no van a ser suficientes, te ofrecemos 10 consejos que pueden resultarte útiles para poder acompañar adecuadamente a alguien que tiene depresión. Por favor, no descuides ninguno, especialmente el último.
No digas anímate
La depresión es un problema de salud mental grave que va más allá de un cierto desánimo ante un revés puntual de la vida cotidiana. Es útil no reforzar en la personas con depresión la sensación de ser víctimas de la vida pero no es útil presionarlas con mensajes motivadores simplistas que no conectan con su estado de ánimo real.
Mantén abierta la comunicación
Las personas con depresión tienden a aislarse progresivamente de sus redes de apoyo y caen en un profundo ensimismamiento que las aísla y que puede suponer un agravamiento de su estado. En la medida de lo posible asegúrate de que cuidas la relación con la persona deprimida de manera que puedas acceder a ella y ella perciba que puede contar contigo.
Presta atención a señales sutiles
Una depresión puede evolucionar de manera lenta y a menudo no somos conscientes del punto real de gravedad en el que se encuentra una persona que la sufre. Sin alarmismos pero con atención, observa posibles signos de que la situación es grave aunque parezca que no tienen demasiada importancia. Pueden ser comentarios que la persona hace, un aumento de su aislamiento o cambios en sus hábitos de alimentación, consumo, etc.
Presta atención a señales no sutiles
A veces las señales de la evolución de la depresión no son sutiles sino que son evidentes cambios a peor. Si observas que la persona ha iniciado un consumo de sustancias (incluyendo un aumento significativo del alcohol o tabaco), comete negligencias graves en sus responsabilidades o existen indicios de autolesiones hay que tomar medidas. Sin juzgar a la persona ni ponerla en tu contra, manifiéstale tu preocupación por lo que estás observando, proponle el inicio de una terapia si aún no lo ha hecho, pregúntale si hay algo que puedas hacer por ella. Sé cuidadoso pero no pases por alto conductas graves para su seguridad o la de otros.
No confundas la depresión con otra cosa
Por sus características, la depresión puede confundirse con otros problemas de salud mental con algunas similitudes pero que requieren un enfoque diferente (por ejemplo trastornos adaptativos, bipolaridad, etc.). También es frecuente confundir la depresión con un duelo normal, cuando en realidad hay importantes diferencias entre ambos. Ante la duda, procura consultar con un profesional de la salud mental para tomar las mejores decisiones posibles.
No presiones
Como decíamos antes, es importante respetar el espacio de la persona con depresión (siempre que esta no se haya complicado hasta poner en riesgo su seguridad y la de otros) y mantener abiertos los canales de comunicación. Sé empático con la persona sin que eso signifique necesariamente darle la razón en todo. Muéstrate disponible como alguien en quien confiar y no pongas en ella toda la responsabilidad sobre el agravamiento de su salud mental. Muchas veces no basta con querer encontrarse mejor para lograrlo sino que hace falta otro tipo de ayuda.
Propón actividades al aire libre y con otras personas
No existen soluciones milagrosas ni simples para remontar una depresión, sobre todo si esta es grave o está muy cronificada. No obstante, mantener ciertas rutinas de interacción social, actividades al aire libre que impliquen cierta actividad física, experiencias gratificantes y, por supuesto, luz solar, pueden ser beneficiosas siempre como complemento de un tratamiento psicoterapéutico y/o farmacológico adecuadamente supervisado.
Escucha
Ya hemos indicado que presionar a la persona para que “se espabile” y “acabe ya con su estado” no son actitudes muy útiles para acabar con su depresión. Podemos ser críticos con ella, siempre de manera respetuosa y sin confrontar demasiado, pero también es importante escucharla atentamente para entender mejor qué le ocurre o, al menos, intentarlo. La depresión no es un problema simple, tomémonos tiempo de calidad para implicarnos con quien la sufre y captar mejor la peculiaridad de su situación.
Presta apoyo
Cuando alguien está pasando un mal momento vital, por ejemplo a causa de una depresión, es probable que no se sienta la persona más fuerte o hábil del mundo. No debemos por ello convertirla en alguien dependiente o a quien solo se puede cuidar, pero sí podemos ofrecer nuestra ayuda con algunas cuestiones cotidianas que puedan estar agobiándola o haciéndole la vida muy incómoda (piensa que lo que para ti es un desafío normal y corriente para una persona con depresión puede ser como escalar una montaña gigantesca, o que lo que a ti te inquieta a ella la puede estar angustiando). No lo hagas desde el paternalismo, sino promoviendo un acompañamiento en el que la persona participe también de su propio autocuidado
Busca un buen terapeuta
Si la depresión es leve es probable que remonte por sí sola, especialmente si está muy condicionada por circunstancias externas susceptibles de mejorar. Sin embargo, muchas veces la depresión puede continuar en el tiempo y, lo que es más grave, generando síntomas más profundos que pongan en un riesgo serio la integridad de la persona. Si la persona no lo hace por sí misma proponle buscar un buen psicólogo o psiquiatra, ofrécete a encontrarlo y a acompañarla a la primera sesión si ella lo desea. Recuerda que el cariño y las buenas intenciones no van a ser suficientes ante un problema de salud grave. Buscad ayuda especializada.