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“La vida del cáncer es una repetición de la vida del cuerpo, su existencia es un espejo patológico de la nuestra..” — Siddhartha Mukherjee, El emperador de todas las enfermedades: una biografía del cáncer
La conexión entre la psique y las enfermedades tiene una larga historia. Las personas estaban interesadas en saber si el estado de ánimo, los pensamientos y las emociones afectan las funciones del cuerpo y la aparición de enfermedades. Entre las enfermedades, el cáncer ha generado un interés considerable en el papel del cerebro en su iniciación y progresión. Es más importante entender el impacto de emociones tales como miedo, depresióny inquietud sobre los resultados de los pacientes con cáncer.
El cerebro es responsable de controlar todas las funciones del cuerpo. A pesar de la vaguedad del alcance del control, el centro Sistema nervioso (SNC) regula el desarrollo y la regeneración de los tejidos a lo largo de la vida. Debido a que tradicionalmente se cree que existe una relación recíproca entre la mente y la enfermedad, el estudio de la influencia de la depresión, la ansiedad y las emociones en el desarrollo del cáncer es un tema interesante para la investigación del cáncer.
La neurociencia del cáncer es un campo emergente que tiene como objetivo comprender las interacciones entre las neuronas y las células cancerosas. Las fibras nerviosas son uno de los componentes del microambiente tumoral, junto con las macromoléculas estromales, endoteliales, extracelulares y las células inmunitarias. Así como crean nuevos vasos sanguíneos, las células tumorales crean nuevas neuronas en su microambiente. Además, las fibras nerviosas pueden atraer células cancerosas hacia sí mismas, un fenómeno conocido como invasión perineural. A veces, los tumores se diseminan a tejidos distantes a través de los nervios, sirviendo como una de las rutas para la metástasis.
El cerebro utiliza varios mecanismos, tanto directa como indirectamente, para influir en la homeostasis y plasticidad de los tejidos. Por lo tanto, se puede plantear la hipótesis de que estos mecanismos juegan un papel importante en la iniciación, el crecimiento y la propagación del cáncer.
La influencia directa del SNC sobre los tumores se realiza a través de la señalización molecular inducida por la inervación del sistema nervioso periférico (SNP) en el microambiente tumoral. Esto ocurre a través de la liberación de neurotransmisores o factores neurotróficos. Por ejemplo, la adrenalina y la norepinefrina liberadas por los nervios simpáticos pueden estimular el crecimiento de células tumorales específicas a través de receptores adrenérgicos.
El sistema nervioso autónomo (SNA) juega un papel en la regulación del crecimiento tumoral y la metástasis a través de varios mecanismos, aunque los mecanismos exactos aún no se conocen por completo. A continuación se presentan algunas de las formas en que el SNA puede afectar el crecimiento y la metástasis del tumor.
El SNA libera neurotransmisores y neuropéptidos que pueden afectar directa o indirectamente a las células tumorales. Por ejemplo, la adrenalina y la norepinefrina liberadas por los nervios simpáticos pueden estimular el crecimiento de algunas células tumorales a través de adrenoceptores. Sin embargo, los efectos del sistema nervioso parasimpático sobre el crecimiento y la diseminación del tumor son más complejos y pueden variar según el tipo y la ubicación del tumor, así como según los factores individuales.
Sin embargo, el efecto indirecto del cerebro sobre las células cancerosas está determinado por su efecto sobre los sistemas inmunitario y hormonal.
El SNC puede influir en la respuesta inmunitaria, que desempeña un papel fundamental en el control y destrucción de las células tumorales. El SNC es monitoreado constantemente por la microglía residente y las células inmunitarias del torrente sanguíneo, incluidos los macrófagos, las células dendríticas y las células T. Su función es identificar agentes nocivos que puedan alterar el equilibrio y el buen funcionamiento de estos importantes órganos. Por lo tanto, cualquier disfunción del SNC que afecte la respuesta inmunitaria, como los trastornos autoinmunes o las condiciones que suprimen la función inmunitaria (p. ej., el uso de fármacos inmunosupresores en el trasplante de órganos), puede promover potencialmente el crecimiento y la diseminación del tumor. Por lo tanto, el SNC regula la respuesta inmunitaria contra las células cancerosas a través del recambio de células inmunitarias, la inervación tumoral y la barrera hematoencefálica. Estos mecanismos son de importancia crítica para mantener la homeostasis y optimizar el funcionamiento del SNC.
El hipotálamo y la glándula pituitaria juegan un papel importante en la regulación de la síntesis y secreción de hormonas. hormonas en algunos casos, puede afectar el crecimiento del tumor. Por ejemplo, los tumores sensibles a las hormonas, como ciertos tipos de cáncer de mama o de próstata, pueden crecer y diseminarse en respuesta a ciertas hormonas. Por lo tanto, la interrupción del control del sistema nervioso central sobre la regulación hormonal puede afectar indirectamente el crecimiento y la diseminación del tumor.
psicológico crónico estrés y la depresión puede alterar el funcionamiento del eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal (HPA), lo que lleva a niveles elevados de cortisol. El estrés crónico, la depresión y la ansiedad pueden debilitar el sistema inmunitario con el tiempo, lo que dificulta que el cuerpo combata las células cancerosas. El cortisol, la principal hormona del estrés en el cuerpo, puede suprimir las células T y los glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunológico con el tiempo. Varias condiciones pueden afectar a corto plazo nuestra respuesta inmunológica a factores dañinos, incluidas las emociones, el estrés, los factores socioeconómicos y el estado nutricional. Estas condiciones pueden hacernos más susceptibles a las enfermedades infecciosas y al cáncer.
La angiogénesis es el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el crecimiento tumoral y la metástasis. El SNA puede influir en la angiogénesis al regular la liberación de factores angiogénicos como el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), que promueve la formación de vasos sanguíneos alrededor de los tumores.
Los tumores pueden invadir y utilizar el sistema nervioso para crecer y propagarse. Los nervios periféricos proporcionan una vía para que las células tumorales migren e invadan tejidos distantes. El SNA puede afectar indirectamente el crecimiento tumoral y la metástasis al regular los procesos de invasión nerviosa.
En resumen, el sistema nervioso central (SNC) parece desempeñar un papel importante en la tumorigénesis y el desarrollo del cáncer, así como su influencia en el mantenimiento, reparación y regeneración de los tejidos normales. Sin embargo, se desconoce el alcance de los efectos del SNC sobre el cáncer y requiere más investigación. El SNC es un sistema integrado, y todas sus percepciones y procesos afectan a otras funciones. Por ejemplo, la depresión y la ansiedad pueden afectar la regulación hormonal. Por lo tanto, se puede suponer que los estados de ánimo negativos, la depresión, enojoy el miedo influyen en el desarrollo del cáncer.
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